|
|
|
|
El hechizo de la isla hizo sucumbir a un tripulante del Dresden,
que después de despojarse de la gorra de marino y de
las botas de cazador de pieles que usó en Tierra del
Fuego, regresó al bastión del Pacifico.
|
Lo primero que hizo fue solicitar
al gobierno de Chile, en calidad de concesión,
un terreno en un lugar denominado "Plazoleta el
Yunque". Ahí se dedicó a cultivar
frutas, verduras y flores, que llegaron a ser famosas
en su época. Construyó una cabaña
tipo canadiense con troncos rústicos. Cómo
la plazoleta el yunque, quedaba retirada a mas de tres
kilómetros del pueblo, don Hugo decidió
comprar un caballo. Era de color blanco, muy flaco, por
lo que le llamaban "Mucha Pena". |
 |
|
Don Hugo le construyó
una pesebrera, con techo de totora, le dio buen alimento y cuidó
con esmero. A los pocos meses después, el animal estaba
gordo, por lo que cambió su nombre por el de "Poca
pena".
A su llegada a la isla, el Robinson germano tendría unos
40 años. Era un hombre sano, de mediana estatura, mas
bien delgado, pero de formación musculosa. Construyó
una casita de 6 por 4 metros, techo de Zinc y forro exterior
de madera.
Después de publicar un aviso sentimental en un periódico
de Alemania, llegaron dos señoritas. Una de ellas llamada
Johanna Stade Graf de unos 40 años de edad, se casó
con él en el mes de Julio de 1932. Acta que figura en
el registro civil isleño. |
 |
Llevaron una
vida feliz, trabajando la tierra, criando aves y animales
domésticos, consiguiendo transformar el terreno
en un verdadero vergel.
El señor Weber recibía una pensión
de guerra del gobierno alemán, además, tomaba
fotos y escribía crónicas para revistas
prestigiosas de Europa, como eventual corresponsal, lo
que le permitía vivir cómodamente en la
isla. Y, por otra parte, fue distinguido con la designación
de miembro de la Academia Chilena de Ciencias Naturales,
y nombrado inspector de bosques por el gobierno. |
|
Pero su felicidad duró sólo
hasta el año 1943, cuando en plena segunda guerra mundial,
lo visitó un periodista continental, quien regresó
contando que había un "espía" alemán
en la isla. Por ello, don Hugo Weber Fachinger, decidió
retornar al continente, estableciéndose en Quillota,
para evitar el asedio de otros periodistas y quebrar la paz
que había logrado en esos años.
El matrimonio regresó a su patria, Alemania, entre los
años 1970 y 1974, falleciendo don Hugo al parecer en
la década del 80.
Los visitantes de la Plazoleta el Yunque, pueden apreciar todavía
los cimientos y ruinas de las cabañas, cubiertas ahora,
por la agreste zarzamora, testigo muda de la sentimental vida
de este colono alemán, émulo del pintoresco personaje
de la novela de Defoe, que vivió tanta felicidad en esta
hermosa isla chilena del Pacífico Sur. |
|
|
 |
 |
Los escritos de esta sección
llamada "La historia de...", fueron extraídos
de los resúmenes basados en libros y artículos
del archipiélago de Juan Fernández y documentos
recopilados por años por don Victorio Bertullo Mancilla,
Profesor e Historiador y actual Director de la Casa de la
Cultura de Juan Fernández.
La adaptación de los textos y edición del material,
estuvo a cargo de la Sra. Mayling Ayala Araya, Publicista. |
 |
 |
|
|
 |
|
|